Agosto se pinta de guinda y no por la fruta de temporada, sino porque Morena arrancará en Delicias la elección de 111 comités seccionales, un movimiento que, aunque se anuncia con voz bajita y tono institucional, trae detrás un ajedrez político digno de seguir con palomitas y libreta en mano.
Cada comité tendrá un presidente y un secretario. ¿Sencillo? Para nada. Esto es una reorganización quirúrgica del músculo territorial del partido. Y en la política, el músculo se mide en estructuras… y las estructuras votan.
El regidor Aldo Urzúa dio la cara para anunciarlo: asambleas semanales, voto directo y participación de las bases. La narrativa es de apertura, de inclusión y de renovación desde abajo. Pero los que llevan años oliendo la pólvora política saben que esto es mucho más que eso: es la instalación de pequeñas torres de control en cada rincón del municipio.
Y en esa ruta, ya hay manos frotándose, grupos tanteando el terreno y otros relamiéndose los bigotes desde la sombra. Porque claro, cada comité puede significar que más de una persona brille y ¿por qué no?, aspirar a un lugar en la mesa grande. Nadie quiere quedarse fuera del reparto, porque todos saben que en Morena, las batallas no siempre se ganan en la campaña, sino en la estructura previa.
No falta quien diga que este movimiento no es casualidad, sino respuesta a tensiones internas. Que el mensaje es claro: quien quiera jugar, que se forme. Y quien se quede quieto… que se aguante.
Eso sí, más allá de las grillas internas, el objetivo declarado es claro: fortalecer la presencia territorial, generar puentes entre la base y la dirigencia nacional, y hacerle sentir a cada afiliado que su voto vale dentro del partido. Suena bien, y si se cumple como se dice, puede ser un paso adelante para una militancia que ha exigido más inclusión y menos dedazo.
Mientras tanto, otros partidos ven de lejos. Calculan, observan, y por supuesto, se preparan para mover sus propias piezas. Porque lo que se está viendo en todos los partidos, es que agosto es importante para todos, se reestructuran, levantan la mano; ¿será a caso que está cocinándose las cosas claves para el 2027?
Así que no se confíe. Agosto no solo será caluroso por el clima. Lo será también por la efervescencia política que empieza a subir como olla de presión. Y si usted piensa que esto es “asunto de morenos”, se equivoca. Es asunto de Delicias. Porque lo que está en juego no es un comité: es el poder de mover, hablar… y decidir.
