En el PAN Delicias hubo elección interna y, aunque pasó casi desapercibida para muchos, tiene su importancia.
Tencha Jáquez Jaramillo ganó la consulta de Promoción Política de la Mujer, un proceso que busca fortalecer la participación femenina dentro del partido y proyectar nuevos liderazgos rumbo al 2027.
La jornada tuvo de todo: un foro de consulta el viernes con escasa asistencia, apenas unas veinte mujeres de las más de cuatrocientas afiliadas, y una votación el sábado donde, con orden y civilidad, se impuso la experiencia sobre la juventud.
Tencha, de 73 años, militante desde el 2000, exregidora, coordinadora de regidores y consejera estatal electa, obtuvo el respaldo de sus compañeras.
Su rival, Tania Santos Ayala, de 35 años, con una sólida trayectoria en Acción Juvenil y años de trabajo en capacitación electoral, representaba la sangre nueva del panismo local.
Ambas con mérito, ambas con historia.
Y el resultado, más allá del número, deja ver lo que muchos dentro del partido saben pero pocos dicen en voz alta: el PAN necesita voltear a ver a sus mujeres, no solo en los discursos, sino en los hechos.
Porque sí, es tiempo de mujeres, pero también es tiempo de compromisos reales, no de fotos cada 8 de marzo.
El partido azul se enorgullece de hablar de paridad, de igualdad y de oportunidad, pero si apenas 20 militantes acudieron al foro de consulta, algo está fallando.
Quizá no es falta de convocatoria, sino de conexión.
Las mujeres panistas existen, trabajan, militan, pero el partido debe hacerlas sentir parte del rumbo, no solo del protocolo.
Y por otro lado, también hay que decirlo sin vueltas: las mujeres tienen que apropiarse de esos espacios, dejar de esperar la invitación y salir a pelear los lugares que ya les corresponden.
El triunfo de Tencha es, sin duda, un reconocimiento al trabajo de toda una vida dentro del PAN. Su historia representa constancia, disciplina y compromiso con la causa azul.
Pero si el partido no logra equilibrar la experiencia con el relevo generacional, corre el riesgo de quedarse repitiendo los mismos nombres y las mismas fórmulas.
La elección fue limpia, de unidad, sin pleitos ni fracturas, pero también fue un espejo: pocas se interesaron, pocas participaron y muchas siguen mirando desde afuera.
Y eso, para un partido que dice querer más mujeres en la política, debería ser motivo de reflexión seria.
Porque sí, es tiempo de mujeres, pero también es tiempo de que el PAN las impulse más, las acompañe más y, si es necesario, las empuje a la fuerza hacia los espacios donde deben estar.
Y del otro lado, es tiempo de que ellas mismas se lo crean, levanten la mano, se organicen y entiendan que nadie va a darles el lugar… si ellas no lo toman.
Tencha ganó con votos, pero sobre todo con trayectoria.
Ahora el reto será que no se quede sola, que su victoria no sea una anécdota, sino el punto de partida de un verdadero movimiento interno.
Porque si algo ha demostrado el panismo de Delicias, es que cuando las mujeres deciden involucrarse, no hay maquinaria que las detenga.
