lunes, julio 8, 2024

Luis Froylán Castañeda

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De los últimos cuatro anuncios del gabinete hablaré otro día. Hoy sólo diré que sí Raymundo Riva Palacio tiene razón, Rosa Icela Rodríguez es otra imposición abusona de López Obrador, pues según el influyente columnista de El Financiero, llega contra la voluntad de Claudia Sheinbaum. Su versión tiene credibilidad porque, un mes atrás, puso a Rodríguez como gran favorita para la Secretaría de Gobernación, como una pieza relevante del presidente. Ya se irá viendo.

Hoy hablaré de otra integrante del próximo gabinete, Ariadna Montiel. La conocí en casa de un prominente empresario chihuahuita, durante la precampaña de López Obrador, allá por noviembre del 2016. Entonces Yeidckol Polevnsky era presidenta en funciones de Morena, Marco Adán Quezada y Miguel Latorre aborrecían al nuevo partido y Cruz Pérez Cuéllar todavía se trasladaba en uber.

Vestía un deslucido y ajustado pantalón de mezclilla que parecía comprado en El Pasito u otra tienda de segunda, botas altas de tipo militar sin ocuparse de bolearlas, aunque sencillas para el estilo, una blusa guinda (no el guinda del partido) con discretos estampados naranjas, como esas que usan las señoras de clase media baja cuando van al super.

Sin maquillaje, cabello recogido con una liga hacia atrás, rostro inexpresivo pero de ojos siempre atentos, recordaba la típica mujer de izquierda radical a la vanguardia de “la causa”. Disciplinada, toda la noche estuvo observando con su vaso de agua mineral pintada sin llevárselo a la boca. Escuchó atenta sin emitir un sólo comentario, mientras la Yeidckol dominaba, sobrada, la variopinta reunión.

Es diputada federal pero pidió licencia para internarse en la sierra. Allí lleva más de un año haciendo estructura para López Obrador, me confió quien entonces era chofer y guia del aspirante cuando viajaba por la entidad. Entre la sierra y Chihuahua permaneció casi dos años, subvencionada por un empresario y abogado que llevaba por lo menos 20 años al lado del “licenciado”. La tenía bien refaccionada, dijo aluna vez.

No le vi alcances para secretaria del gabinete, menos para lo que sería después. Estaba equivocado, en dos años se abrió paso en el salvaje mundo de los acólitos escalando al poder, hasta llegar a Secretaria del Bienestar. Hoy, con el movimiento triunfante, es uno de los personajes más encumbrados del régimen. Su ratificación en la Secretaría Electoral, a la que llaman del Bienestar, la coloca entre el Top Ten de los nuevos empoderados, por encima de corcholatas como Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal.

Fuentes de los diversos grupos en Morena, algunos que se supone están bien relacionados en política nacional, me confirmaron por separado que Ariadna Montiel quedó en malos términos con Claudia Sheinbaum, tras la elección interna. “La tolera pero la detesta” decían los más atrevidos pontificando sobre la relación entre las dos mujeres.

Como yo cuando la mal interpreté durante aquella reunión en Bosques de San Francisco, ellos también se equivocaron y los puentes con la presidente electa no estaban tan rotos como afirmaron, la ratificó. O, en el naciente maximato siempre habrá un o disyuntivo, López Obrador la deja de forzada herencia como sugiere Riva Palacio de Rosa Icela Rodríguez.

Para efectos prácticos, en cualquier caso da lo mismo si ponemos su nombramiento en el contexto doméstico; su presencia seguirá siendo poderosa en Chihuahua. La han manejado y ella ha dejado correr las versiones, para candidata a gobernadora de Chihuahua. ¿Una locura sabiendo que es chilanga y carece de arraigo local? Antes podía ser, en el futuro será parte de la nueva realidad política, se instala otra vez el partido hegemónico.

Si la puso López Obrador y es parte de un gabinete transicional, en dos años o menos podría estar establecida en Chihuahua, concretamente en Juárez. Con el cuantioso presupuesto que maneja y siendo parte del grupo más selecto, no hay alcalde ladino y dispendioso ni principita cariñosa que puedan quitársela. Está muy por encima de los políticos locales.

Si la ratificó Sheinbaum por su probada eficiencia operativa y la piensan mantener en el gabinete, llevará mano en la selección del candidato a gobernador. Aseguran que hace cuatro años influyó determinantemente para la postulación de Loera, imagine ahora con todo el poder de la secretaría más importante, electoralmente, del gabinete.

En ambos casos es una mujer cuya presencia seguirá siendo poderosa en Chihuahua, su mano estará presente en el Congreso del Estado, la presidencia municipal de Juárez (Seguro Cruz ya le pidió cita para ir a besarle los pies, me dijo un morenista de medio pelo hacia arriba) y en las delegaciones federales. Condujo la política federal y manejó el partido local durante todo el sexenio que fenece, porqué se retraería cuando rebosa de poder. No hace sentido, menos sabiendo que no hay figura chihuahuita capaz de frenarla, ni siquiera otra empoderada como Bertha Luján. No me gusta, pero es lo que hay, al menos hasta el corte de hoy.

Rompeolas

Con Ariadna ratificada se abren otros nombres para superdelegados, los de Armando Cabada, también apoyado por el nuevo secretario de Educación, Mario Delgado, y Rosana Díaz, la exdiputada local que perdió la carrera por la senaduría contra Andrea Chávez. ¿venganza entre mujeres?. Como decía Artemio, “quien te dijo que si, o quien te dijo que no”. Pinche viejo genial, en retorica no perdía una. Va el pinche sin ánimo peyorativo.

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