miércoles, julio 3, 2024

Desolación en la Sierra Tarahumara: Sequía afecta a las tierras de Temporal y amenaza la seguridad alimentaria

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La falta de lluvias en la Sierra Tarahumara ha sumido a los habitantes de la región en una situación de incertidumbre y preocupación ante la escasez de humedad que ha dejado a alrededor de 70 mil hectáreas de tierras de temporal sin sembrar. El impacto de la sequía se refleja en la ausencia de maíz en los campos, donde la falta de agua ha impedido el crecimiento esperado de los cultivos y ha generado una crisis alimentaria en las comunidades rarámuris y mestizas.

Francisco González, residente de Choguita en Bocoyna, compartió su asombro ante la falta de agua, señalando que en años anteriores tampoco se logró levantar cosechas de maíz. Esta situación se repite en comunidades como Repechique, donde Eva Pérez expresa su preocupación por la ausencia de humedad en la tierra, lo que ha impedido la siembra de parcelas de maíz y ha generado incertidumbre sobre cómo alimentarse durante el año.

La hambruna se vislumbra como una amenaza devastadora para muchas comunidades de la zona, donde la escasez de alimentos se agrava por la falta de apoyos gubernamentales y la insuficiencia de los recursos disponibles. En San Ignacio de Arareko, María González relata cómo las plagas, junto con la sequía, han afectado la producción de maíz, dejando a las familias con escasas reservas y la necesidad de adquirir alimento para sus animales, que también se encuentran en condiciones precarias.

La esperanza se desvanece en medio de la inclemencia del clima, donde las lluvias escasas y tardías no logran proporcionar la humedad necesaria para el crecimiento de los cultivos. En el Centro de Aprendizaje Campesino CAC Gran Visión Choguita, los esfuerzos de los comuneros por preparar la tierra y sembrar con esperanza se ven frustrados por la falta de agua, que impide el desarrollo adecuado de los cultivos y pone en riesgo la seguridad alimentaria de la región.

La situación en la Sierra Tarahumara es un llamado de atención sobre la vulnerabilidad de las comunidades ante los efectos del cambio climático y la escasez de recursos. La solidaridad y el apoyo mutuo se convierten en pilares fundamentales para afrontar la crisis actual y garantizar la subsistencia de quienes dependen de la tierra para su sustento. Ante la adversidad, la esperanza se mantiene viva en la lucha por superar los desafíos y encontrar soluciones que permitan afrontar un futuro incierto en medio de la sequía y la escasez.

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