miércoles, julio 3, 2024

Luis Froylán Castañeda

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Como parte de la ofensiva instruida en Palacio Nacional contra el Poder Judicial y la Corte en particular, la secretaria de seguridad, Rosa Icela Rodríguez, declaró que un juez de Querétaro ordenó la liberación inmediata de tres integrantes del llamado cártel Santa Rosa de Lima, entre ellos al hijo de un conocido capitán del crimen, apodado “el marro”.

Sobre el Poder Judicial, desde los ministros encumbrados en los más altos niveles hasta los jueces más oscuros, se habla mucho de corrupción, nepotismo y otros vicios que pervierten la justicia. Difícilmente alguien que conozca su accionar podría negarlos, ha sido un poder sensible al dinero del crimen y usualmente favorecedor de quienes tienen dinero para “comprar” la justicia.

Aquí mismo, en el estado de Chihuahua, César Duarte hizo un batidero con el Poder Judicial imponiendo a magistrados sin las capacidades técnicas requeridas, la famosa oxigenación, y Javier Corral permitió que una mujer rencorosa y perversa sin los resquisitos para ser consejera de la Judicatura, manejar el Tribunal del Estado haciendo lo que le vino en gana, incluso manipular la elección de jueces. Ambos retorcieron la ley para sus intereses.

Los vicios endémicos exigen una reforma, pero la propuesta de López Obrador es claramente regresiva, atenta contra la institución en sí, anulándola como poder frente al Ejecutivo y, al contrario de lo que postula, favorece más la corrupción, arbitrariedades y negligencias.

Si prospera, como todo hace suponer, el “marro” o cualquier criminal del país que reciba rentas de un territorio determinado (el país está dividido en cientos de territorios dominados por grupos criminales), estaría en condiciones de financiar la campaña de cualquier juez, magistrado y eventualmente ministro.

Es decir, estaríamos ante la posibilidad de que los juzgadores sean empleados de organizaciones criminales, literalmente puestos a sus servicios. No es una exageración, el crimen ya manda en cientos de municipios pequeños y medianos, tienen en su nómina a diputados y senadores que aceptaron su patrocinio. Ha permeado hasta las esferas más altas de la administración pública, de modo que a los mexicanos nos parece común el concepto de “narcopolítica”.

El otro riesgo innegable es que la reforma partidiza la justicia, la contamina por definición convirtiendo a los juzgadores y aspirantes a políticos buscando votos. En el mejor de los casos tendríamos jueces, magistrados y ministros del PRIAN, Morena o el nuevo partido de la Marea Rosa. En el peor serían todos del régimen, por la maquinaría electoral. Ambos casos serían una aberración.

No hay argumento que sostenga la reforma propuesta, se trata de una imposición caprichosa y vengativa de López Obrador cuyo costo para el desarrollo del país sería catastrófico. ¿Quien lo detiene? La única que podría quedó sometida al efecto de maximato que construyó.

Rompeolas

VQ muere por Bienestar
Guadalupe y Calvo tiembla
Otro caso para el minoico

Muchas decisiones importantes tiene que tomar (está tomando) la gobernadora Campos en éstos días y los que vienen. Una de ellas es definir la presidencia del PAN estatal, donde Gabriel Díaz demostró ser absolutamente incapaz en la batalla electoral cuerpo a cuerpo. Los acomedidos mencionan mil nombres, entre ellos el de Daniela Álvarez, perdedora candidata al senado cuya mejor campaña fue hacerse fotos de modelo en las dunas de Samalayuca. Su frivolidad e inexperiencia la desautorizan para dirigir el PAN, con ella el Partido estaría peor que con Díaz, lo que no es poco decir. De hecho, todos los perdedores deben quedarse en casa, ahí hacen menos daño.

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Mañana, tarde y noche Víctor Quintana marca con obsesión compulsiva el teléfono de Alfonso Ramírez Cuéllar, uno de los cercanos a Claudia Sheinbaum. Lo trae Lázaro intentando granjéarselo para que intervenga ante la presidente electa, a efecto de que lo envíe de regreso a Chihuahua, ahora como delegado del Bienestar. Junto a Rafa Espino y Bertha Caraveo, Quintana era una de las tres piezas importantes de López Obrador antes de ser candidato, pero resultó el único gran traidor entregándose al entonces candidato de la derecha, Javier Corral. Ahora Corral es senador electo y Quintana ruega por regresar a la nómina del Partido del que renegó. Lindos políticos de Chihuahua, no traicionan sus principios, simplemente los acomodan a la realidad de su interés.

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En Guadalupe y Calvo algo extraño sucede, ¿O debemos decir normal en la nueva realidad?. La presidenta electa que ganó por Morena está mejor custodiada que Claudia Sheinbaum cuando andaba de candidata, recuerde como permitieron que grupos del mal abordaran su vehículo y hasta le hiciesen peticiones. Presumiblemente la edil electa se rodeó de la Guardia Nacional por que recibió amenazas, vaya usted a saber de quien, pero el caso es que las tomaron muy en serio. ¿Así quedan resueltas ahora las diferencias poselectorales? Es pregunta, sin pretensión alguna de conocer la respuesta.

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Un lector habitual de la “Weba” envió, a manera de sugerencia, otro reto para “el buen componedor de los imposibles”, antes conocido por minoico Kosturakis. Si planea sentar en la misma mesa del Mirado a César Duarte y Javier Corral, sugiere, antes podría intentar con Graciela Ortiz y Omar Bazán, que del amor pasaron al odio. No sería mala idea, esa reunión despertaría el morbo de muchos priistas que se vieron relegados del partido. Queda el apunte, a petición de parte.

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