viernes, julio 5, 2024

Luis Froylán Castañeda

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Los peores temores de millones y millones de mexicanos que votaron por la democracia están cumpliéndose, el segundo piso prometido por Claudia Sheinbaum es profundizar la devastación institucional del gobierno actual, llevando también en ésta segunda versión a López Obrador de protagonista estelar. Tras el encuentro de ayer en Palacio Nacional, el presidente regresó a su narrativa violenta contra la Corte, recuperando el viejo estribillo de que está secuestrada por criminales y potentados, hoy adicionando un falso sentido de urgencia reformista. Sheinbaum, obediente aunque incómoda, confirmó la intención matizando apenas con un “haremos consultas públicas”.

Como siempre, López Obrador miente. Habla de urgencia porque septiembre es el mes de la Patria, como si no viniesen otros septiembres patrios en los próximos años; Dice que la Corte está secuestrada por criminales y potentados, como si no hubiese compartido con ellos amplios trozos de territorio nacional y enriquecido más de lo que ya estaban a los potentados del país. En ninguna otra administración le fue tan bien a millonarios y criminales, como en la presente. ¿Porque ponerlos como el ogro, tratándose de la Corte? Es otra cínica falacia más de las que han compuesto su discurso de “los otros datos”.

Quiero compartir con él su versión sobre los chantajes del mercado, porque hablar de mercado internacional da la impresión que nos referimos a un ente mecanizado altamente sensible a las decisiones de países en desarrollo (con las grandes potencias no se meten), que reacciona por impulso propio cuidando los intereses financieros de bancos y bolsas del mundo. Si, sólo que “los mercados” son personas de carne y hueso que cuidan su capital, usualmente especulativo, y toman decisiones sin importar la quiebra de un país. Suelen ser chantajistas, cierto, pero cuando esos chantajes crecen despedazan a las clases medias.

Una reforma positiva para los intereses nacionales no debería, por ningún motivo, estar sujeta a los chantajes del mercado internacional. Sin embargo lo que vemos en el Plan C, particularmente la odiosa reforma al Poder Judicial, es la propuesta de transformar a la Corte en un cuerpo colegiado de abogados electos popularmente, cuyo destino será ponerse a la orden de quien propició su elección. Constitucionalmente los diputados son representantes del pueblo, ¿A quien obedecen? Al presidente, sin cuya instrucción no mueven una coma, o al partido que los eligió. Lo mismo sucedería con ministros, magistrados y jueces, politizando totalmente al Poder Judicial. Sometidos a procesos comiciales quedaría como el Legislativo, bajo el interés del poder Ejecutivo. Benito Juárez, Lerdo y los liberales de la Revolución Francesa se revuelven en su tumba.

Con la Corte reformada en los términos propuestos y la mayoría calificada en ambas cámaras (también proponen reducir los plurinominales de 300 a 100 para no perderla jamás) el Ejecutivo tendría el poder absoluto del país. ¿López Obrador hace todo eso para entregar el poder a Claudia Sheinbaum? ¿Porque esforzarse tanto, sabiendo que se retira en meses y no vuelve a la vida pública?. Su obstinación de centralizar el poder en un andamiaje antidemocrático que choca contra los grandes esfuerzos de la sociedad mexicana por ir construyendo un país de instituciones y poderes autónomos, sugiere que no lo hace para que otra(o) lo ejerza. Quiere seguir teniéndolo él hasta su muerte, en su mente está convencido de que seguirá mandando a través de Sheinbaum.

Si aceptamos que el poder absoluto corrompe absolutamente, es pertinente preguntarnos cuál sería la consecuencia extrema de un poder ejercido absolutamente a través de otra persona. Hablando de poderes absolutos nada bueno, la historia nos enseña que invariablemente terminan en dictaduras despóticas, corrupción y miseria. Sometidos los poderes de contrapeso, vendrán luego los órganos electorales y los organismos autónomos instituidos para empoderar al ciudadano frente a las autoridades. Después lo que sus deseos manden, el límite sería la autocontención del presidente.

Cuando empezó con el brete de las corcholatas, López Obrador declaró que Cárdenas se equivocó al optar por el centrista Ávila Camacho, en lugar del radical Múgica. En el imaginario político del presente Marcelo Ebrard es Ávila Camacho y Sheinbaum Francisco Múgica ¿cumplirá ella las expectativas de López Obrador, comportándose como la radical que designó desde los inicios del sexenio o, como un moderno Cárdenas, se revelará contra él, dando un toque de autonomía a su administración. En política principios y convicciones cambian junto con los intereses, lo que vimos en campaña y vemos hoy, es una Sheinbaum abandonada en los brazos del presidente, lo que veremos a partir de octubre podría ser diferente. Pero aún marcando distancia, quedaría por ver su versión definitiva; Múgica o Ávila Camacho.

Rompeolas

El abrazo de “me perteneces”
El burro Chón en las boletas

Me pareció de malos modales el beso excedido y abrazo apretado de López Obrador a Claudia Sheinbaum. Por el gesto de la presidenta electa, supongo que se incomodó. Pero en el presidente todo son símbolos, esa muestra “espontanea” de efusividad es más que todo un mensaje de sometimiento.

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Muy felices siguen celebrando los ganadores de la elección pasada. Tienen razones para celebrar, su triunfo fue contundente. Sin embargo tampoco se la crean tanto, ganaron por la prevalencia del corporativismo y el chanchullo, lo que llaman “la marca”. Si en la boleta aparecen, por ejemplo, el nombre de Petra González en lugar de Andrea Chávez y el de Pancho López en lugar de Cruz Pérez Cuéllar, el resultado es el mismo. Es decir, Morena hubiese ganado hasta con el burro Chon, bájenle dos rayitas, todo se lo deben a López Obrador.

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