viernes, julio 5, 2024

Luis Froylán Castañeda

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Intentemos imaginar a Claudia Sheinbaum y en general a los candidatos del régimen, por ejemplo aquí Andrea Chávez, sin los programas sociales, sin el ejército de “servidores de la Nación”, en los hechos operadores electorales de Morena, sin los vastos raecursos económicos de la Federación, sin los gobernadores de Morena, sin las mañaneras, sin los medios comprados con dinero del gobierno, sin las encuestas pagadas. En suma, intentemos imaginarla sin el poder presidencial y todo lo que implica ponerlo al servicio de una candidata. ¿Que sería de Sheinbaum? Quedaría una candidata sin carisma, hosca, robotizada cuya mejor presentación sería la cola de caballo, su antecedente científico y el único impulso la plataforma de su Partido.

Escenario de legalidad electoral como el que propongo sólo podría entenderse en democracia consolidada, países de leyes y políticos demócratas. En nuestro querido México son anhelos, acá los presidentes suelen usar el poder en beneficio de su partido, pero ninguno había diseñado y puesto en marcha una elección de Estado como López Obrador en favor de Claudia Sheinbaum. La eligió desde que inició el gobierno, la condujo en los hombros hasta imponerla de candidata, sofocó los tímidos intentos de rebeldía interna contra ella y una vez oficializada la designación se convirtió en coordinador de campaña, estratega, vocero y defensor de oficio. Su presencia es tal que se alza sobre la candidata declarando que “no se trata de una elección, es un referéndum sobre su gobierno”. Intervención cínica, brutal y obscena.

Invito a la reflexión anterior intentando describir lo que significa una elección de Estado. Es poner los recursos económicos, humanos, materiales, legales y metalegales de cada institución, en este caso de los poderes Ejecutivo y Legislativo, al servicio de su Partido y la candidata oficial, con el único fin de ganar las elecciones a cualquier precio, el chiste es perpetuarse en el poder. La narrativa política ha llamado a este intervencionismo presidencial “inclinar la cancha” hacia el lado de la candidata oficial. Si en alguna elección, desde que los votos se cuentan en nuestro país, hubo una cancha dispareja contra la oposición, es precisamente en esta.

Junto a López Obrador, Fox y Calderón son niños de pecho. Lo que presenciamos hoy se compara únicamente con los tiempos del partido hegemónico, cuando el candidato del PRI era el invencible candidato “del sistema”. La diferencia entre las elecciones de aquella época gris y la de hoy, es que antes el gobierno era juez y parte, organizaba elección y contaba los votos y los diputados validaban su propia elección, imposible ganarle; en la de hoy todavía existe un instituto autónomo, INE, que organiza la elección y cuenta los votos y un tribunal, Trife, que la sanciona. Ambos organismos autónomos están debilitados por el feroz asedio al que están sometidos por el régimen autoritario, pero fueron tan sólidamente creados que siguen ofreciendo ciertas garantías de que los votos serán contados y supervisados por ciudadanos. Prevalecen condiciones medianamente aceptables para una elección democrática.

Los mexicanos libres vamos contra ese poderoso aparato de gobierno, tripulado directamente por un presidente obstinado en la trascendencia histórica que no repara en pisotear las leyes y abusar del poder en aras de satisfacer sus delirantes ambiciones personales. Xóchitl Gálvez, no los partidos que la postulan y ciertamente menos sus dirigencias, representa nuestra propuesta democrática. En una cancha pareja el triunfo de la democracia estaría garantizado, dejan a la candidata competir sola como sugiero arriba, y Morena tendría dificultades hasta para conseguir el porcentaje necesario de votos para que su partido mantenga el registro. Morena es López Obrador y López Obrador es Morena, ahí hasta el devoto más encumbrado y fiel está subordinado, Claudia es una de ellas.

Parecería una tarea titánica derrotarlo (digo derrotarlo porque hablo de AMLO no de Sheinbaum, ella es su Juanita y nada más). Falso, contra la mayor elección de Estado que haya existido en el país, pongo el espíritu competitivo de la sociedad mexicana anhelante de cambio. Por más que manipulen el voto, por más que desplieguen novedosos chanchullos, por más que infundan el miedo donde saben que pierden, por más que compren representantes de casilla de otros partidos y hagan votar a los muertos. El catálogo completo de sus triquiñuelas, viejas y actualizadas, es finito. No pueden ni saben hacer más de lo que siempre han hecho y la corta historia democrática nos ha demostrado que los acarreos invariablemente pierden contra una sociedad decidida.

Millones de mexicanos estamos hoy muy decididos, nos mueve comprender el peligro en que se encuentra nuestro país. El domingo salga a votar con alegría, convoque a los suyos, conviértase usted en agente activo de cambio. Es ahora o será hasta sabe Dios cuando.

Rompeolas

Lozoya pierde la cordura

Muy desesperado está Lozoya, franquicitario de MC en Chihuahua, para que haga los ridículos de intentar bloquear a su adversario con métodos rupestres, como en los viejos tiempos de la peor política. Está la candidatura de su esposa en juego, lo cual explica sus locuras, pero también anticipa de lo que puede ser capaz el domingo. Hará hasta lo imposible por sacar la elección y cuando alguien de su perfil está desesperado o entró en pánico, hay que tomarlo en cuenta. Queda el apunte, para el registro.

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